SEXO TÁNTRICO; PLACER A PRUEBA DE IMPACIENTES

El concepto del sexo tántrico es originario del antiguo hinduismo y basado en el tantra, que a su vez se inspira en textos religiosos. Todos hacen foco en la espiritualidad.

El sexo tántrico es una manera lenta y reflexiva de prácticas sexuales. No pone el acento en el orgasmo, sino en todas las sensaciones corporales que genera el contacto íntimo con otra persona. «Se enfoca en mover la energía sexual a través del cuerpo para sanar, transformar e iluminar», indican los expertos de la revista especializada Medical News Today.

Quienes lo practican proclaman con entusiasmo que las técnicas tántricas eliminan complicaciones como la disfunción eréctil, la eyaculación prematura o la anorgasmia.

Explorar y conocer para disfrutar

A contramano de la «genitalidad» en la que las prácticas sexuales de occidente ponen el acento, el sexo tántrico pregona, en primer lugar, el autoconocimiento. Y de todo nuestro cuerpo, porque las zonas erógenas, dicen, no solo se encuentran de la cintura hacia abajo.

No desprecia ni condena para nada la masturbación, por ejemplo. Por el contrario; la ve como una muy buena práctica para conocer más y mejor el propio cuerpo. Y esto es fundamental para poder relacionarse bien con otras personas.

¡Y la respiración es todo! En el sexo tántrico, la persona debe concentrarse en respirar profundamente, y a través del diafragma. Hay que inhalar por la nariz y contar hasta 5, sintiendo que el estómago se infla. Luego exhalar a través de la boca, también contando hasta cinco.

Cuando participas en el sexo tántrico con una pareja, sincronizar la respiración puede incrementar la conexión y la intimidad. Una de las recomendaciones relevantes, es que la pareja se siente uno frente a otro, con las piernas entrelazadas, y cada uno coloque una mano sobre el corazón del otro. E intenten sincronizar sus respiraciones. Esto se considera como un paso indispensable en la preparación de un profundo disfrute.

El Sexo tántrico, enemigo del apuro occidental

El sexo, como lo entendemos la mayoría de nosotros aquí en el mundo occidental, no tiene la dimensión ni la profundidad que se le ha dado en el mundo oriental. Particularmente en la India; allí, en la cuna de estas técnicas sexuales tántricas, es lento y ceremonioso. En nuestros ámbitos suele verse afectado por el apuro y la ansiedad en los que vivimos, volviéndose frío y mecánico, casi una obligación.

Con posiciones como «Yab-yum», «Padmasana», «La silla de la reina», «Vaidhurit» o «El arco relajado», se combinan técnicas de respiración profunda, de yoga y de meditación, para tener una experiencia que se disfrute con todo el cuerpo y todos los sentidos, no solo con los genitales. Y viendo al orgasmo como un paso en un proceso más prolongado que esos pocos segundos de placer intenso.

Se considera entonces muy importante tener un lugar muy cómodo, más de una hora disponible, y también incluir música relajante y luces tenues.

Recordemos: el objetivo del sexo tántrico no es la eyaculación o el orgasmo. Es potenciar los sentidos para que fluya la energía sexual, dejando atrás los tabúes y muy especialmente el apuro.

También podemos sumar ejercicios para fortalecer el músculo pubocoxígeo, lograr la «eyaculación interior», o el método de Kegel para optimizar el estado del suelo pélvico. Todo conforma un sistema no solo para tener relaciones sexuales más placenteras. También son formas avanzadas de autoconocimiento, y una aplicación de la espiritualidad para satisfacer a nuestra pareja.

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